La familia Triana Álvarez vive en Duitama, Boyacá y han abierto su hogar a participantes de intercambio de AFS en tres ocasiones: 2017, 2021 y 2022. Esta es su historia.

 

María Consuelo, su esposo Ramiro y sus dos hijas, Ana María y Diana Sofía, son más que una familia amorosa de 4 integrantes, hoy también Maya de Italia, Margaux de Bélgica y Samuela de Alemania hacen parte de su Familia Global.

Esta es una experiencia que han vivido múltiples veces para compartir conocimientos, culturas y costumbres con los participantes de intercambio, para entender su actuar, destacando la cantidad de conocimientos nuevos que adquieren como familia al compartir con sus nuevos integrantes.

Por supuesto, recibir a un nuevo integrante de la familia es una gran oportunidad de aprendizaje, pero también representa desafíos muy importantes para  todos: «aceptar las diferencias, es un proceso de adaptación, no solo del participante que llega a la familia, sino de la familia con el participante. Entender las etapas que pasan al estar lejos de sus casas y  saber entender su sentir y su actuar», afirma María Consuelo, han sido los retos que han tenido como familia al vivir esta nueva experiencia que ha impulsado a «mis hijas biológicas a compartir y acoger a alguien más fuera de su familia».

El Comité Andino, que apoya a los participantes de AFS en Duitama y Sogamoso ha acompañado a la familia Triana Álvarez en estas experiencias interculturales,  explicando las etapas y acompañando a los participantes «pero hasta que no se viven estas etapas no se entienden», complementa María Consuelo.

Su trayectoria los ha convertido en una verdadera familia de AFSers, ayudando en el proceso de adaptación de los jóvenes que llegan a Colombia a vivir su experiencia de intercambio. Una de sus hijas globales cambió su vida en Colombia gracias a la familia Triana Álvarez «es una niña fenomenal de la cual aprendimos mucho. Se llevó nuestros corazones al decir que nuestra familia le salvo su experiencia y que gracias a nosotros ama a Colombia».

La familia tiene planes de ir a visitar a sus hijas internacionales y están programando, en septiembre de este año, la visita de Margaux, «esperamos ver volver a nuestra hija de Bélgica a su casa en Colombia».

María Consuelo concluye que «hospedar a un participante es una experiencia que vale la pena, es mucho lo que se aprende de los y las jóvenes que emprenden esta experiencia, porque son unos valientes. Hay que tener amor y ponerse en sus zapatos».

 


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