«No se queden sin vivir esta experiencia maravillosa, porque la vida es una» Son las palabras de Francineth Benavides Herrera. Vive en Popayán y ha sido madre anfitriona de seis participantes de intercambio. Acá les contamos un poco más de su historia.

Para ella y sus dos hijas el comienzo de cada intercambio es un desafío. Poder establecer una relación de entendimiento con los participantes es un gran reto que han aprendido a manejar con su experiencia y es que cada uno de ellos es un mundo diferente; sobre todo, cuando vienen de culturas tan diversas, porque su casa ha sido hogar de jóvenes de Bélgica, Italia, Estados Unidos, Países Bajos, República Checa y Austria.

Pero afirman que la parte más difícil es, sobre todo al final, cuando  en el momento de decir adiós y despedir a los nuevos miembros de su familia.

Desde 2017 han vivido ininterrumpidamente esta experiencia, que ha permitido que la familia pueda conocer y compartir las culturas de cada uno de sus ahora hermanos de intercambio, viviendo nuevas experiencias y fortaleciendo habilidades de comunicación y poner en práctica las habilidades interculturales y hasta su inglés.

Son tantas las anécdotas que han vivido, que es difícil describir una sola. Sin duda, cada uno de los recuerdos las ha marcado les ha permitido viajar y conocer, sus hijas han podido visitar a algunos de los participantes, además dos de sus hijos de intercambio han regresado a Colombia con sus familias para compartir con Francineth y su familia.